Aventuras de Cacauequi, un clásico imperecedero

Aventuras de Cacauequi es ingenio fabulador, pero sobre todo, altos vuelos de imaginación.

Jacobo Fernández nos cuenta una realidad ahistórica y poética en donde toda nuestra vida nos es revelada. En realidad, Aventuras de Cacauequi es un bellísimo engaño de la vida y la psicología humana. Entre la descripción y la imagen, hay un salto de ingenio cualitativo en su concepto. Aún así, este cuento de cuentos no se trata de una excusa para la evasión de nuestro siglo, de lo diario, sino una diversión del lenguaje narrativo del tebeo.

Cacauequi es la búsqueda de lo poético, de la confesión poética por las cosas y la naturaleza, por el Cosmos y lo humano. La visión amorosa, ardorosa de la existencia ficcional es merced a grandes caídas de lo lineal: tras cada telón de cada escenario, de cada escena, hay un silencio sonoro o una elipsis poética, según quieran llamarlo. Nada más importa, el sencillo canto de lo inédito.

Cacauequi es búsqueda hipnótica de la poética del tebeo. Es un cuento surrealista muy español (y lo comento, porque el surrealismo español –Cernuda, Aleixandre o Lorca– era una poética muy, pero que muy distinta a la francesa) con una carga de profundidad metafórica muy exigente y a la vez sencilla, si se me permite la contradicción. Las elipsis poéticas son tremendas, pero son recursivas desde dos perspectivas: de una lectura propia del relato y que echa mano de la cultura y herencia simbólica; y la otra, una recursividad directa que nos dilucida las NOTAS que acompañan a las historias de Cacauequi.

Visualmente, página a página, viñeta por viñeta, es cambiante y constante. El dibujo siempre está en constante aprendizaje de llama: persuade a la vista y se hace sobre sí mismo el trazo, cambia las texturas y los motivos según el encuentro de la historia con la forma poética.

El sentido poético del surrealismo en Cacauequi entronca con un irracionalismo sentido y un vitalismo ardoroso. La lectura comprensiva de la obra, su explicación no es fácil a primera vista para un lector no habituado a este tipo de poética. La continuidad narrativa de la obra, en ocasiones, parece que no tienen continuidad «per se», pero tienen un sentido poético y fluyente.

El mundo figurativo e inventado, los conceptos y las imágenes como símiles/distancia con la realidad, la expresión lírica incluso de la palabra, disintiendo a la lógica intelectual… todo esto, atiende a la más purísima mixtura intuitiva. Algunos pasajes de Cacauequi parecen referirse a realidades externas, pero tras la cáscara, están concebidos como burbujas o círculos psicológicos e individuales de Jacobo. Su decir, su expresión y su lírica es honda y penetrante.

En Cacauequi hay un hervor apasionado por lo clásico y lo nuevo a la vez. Aunque los temas enunciados y mostrados en Cacauequi son convencionales (Amor, muerte, esperanza, renacer, etc), en esta obra adquieren un relieve inédito y más concreto que nunca.

Obras como estas necesita el cómic español, para conmoverlo desde el sentimiento y desde la forma. Nada de amaneramientos, posiciones afectadas y tradicionalismos vacuos; nada de convencionalismos y mercadotecnias… Esto es el arte por el arte, la belleza de la vista y de la imaginación. En momentos de la historia del arte, algunas obras retemblaron y quebraron los cimientos de la norma: obras como Aventuras de Cacauequi deben retomar el futuro de la historieta en España.

Por favor, un canto de alegría y esperanza, de rabia y valentía.

Aventuras de Cacauequi, en poco más de un año, se convertirá en un clásico del cómic, de la historieta, del cuento historiado en esta mezcla de sentimientos, rudezas e incomprensiones que es nuestra España.

Salud, Jacobo, desde ahora, yo te canto.

PD: Podéis ver más reseñas en estos sitios de interés:

Entrecomics

La Cárcel de Papel

Published in: on julio 31, 2008 at 3:48 pm  Comments (2)  
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